Típico: cantar victoria antes de tener el resultado. La derrota en la Copa Davis viene a demostrar, otra vez ( y van...) la estúpida soberbia a la que estamos acostumbrados. Somos los campeones, en este caso porque Nadal no juega, y a la cancha la pintamos para que a los gallegos la pelotita le pique peor. Eso si, de organizar, ni hablemos, Dios es argentino y estamos condenados al exito.
Interesante será ver como el imbécil de Scioli revuelve el aderezo en una ensaladera de plástico, y de paso se mete en el culo los diez millones de dólares que invirtió en una ciudad que de feliz no tiene nada ...
domingo, 23 de noviembre de 2008
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